En algún momento les comenté que queriendo ir a Munich en medio del Oktoberfest, y siéndome imposible de conseguir alojamiento, terminé 3 días en Zúrich y el plan B en este caso fue excelente.
No es la capital de Suiza, pero sí la ciudad más importante, con mayor cantidad de habitantes y motor financiero del país, además de centro cultural y fue reconocida varios años con el título de ciudad con mayor calidad de vida en el mundo.
Para serles sinceros, y más allá de los gustos personales, es verdad.
Sus inicios se remontan al imperio romano, digamos 15 siglos aC, y era utilizada como aduana del imperio. En el siglo X se convirtió en ciudad y en los siguientes diez siglos fue tironeada para un lado y para el otro por conflictos bélicos y religiosos.
En Zúrich se habla alemán o un dialecto llamado el Zürichdeutsch o alemán de Zúrich pero también algo de italiano, francés y provenzal en muchísima menor proporción.
El casco histórico de Zúrich tiene los edificios más característicos y de mayor valor histórico, iglesias, edificios públicos y casas medievales se mezclan a través de las callejuelas tan características con las lujosísimas joyerías y tiendas de primerísimo nivel.
La calle principal es la Bahnhofstrasse que tiene la mayor cantidad de tiendas exclusivas, es imposible no amar un paseo por esa calle así no se pueda comprar ni un monedero, como en mi caso, pero el paseo es imperdible.
Otro de los paseos obligados es la Catedral de Zúrich que vemos en casi todas las fotos, es una construcción netamente romana construida por orden de Carlomagno, o sea que hablamos del siglo IX.
Otras visitas son el Ayuntamiento, algún que otro museo, el Jardín Botánico y el Zoo, a los cuales no fui, pero como siempre digo, me da una buena excusa para volver.
Cómo lo viví? La ciudad es encantadora, la gente es correctísima y amabilísima, el conjunto es como demasiado perfecta para ser real, si bien hay bastante movimiento de gente, transmite algo mágico y apacible, como que todo mantiene una armonía, incluso las edificaciones modernas conviven con las medievales en absoluta concordancia.
Las callecitas son para caminar y caminar y perderse y sentarse en un barcito a tomar algo y ver pasar la vida.
Zúrich me da ganas de caminar, de recorrer más, de cruzar los puentes, ni de encerrarme en un museo ni de poner el foco en una sola cosa, es para ver el conjunto todo y poder saborearlo en su totalidad, respirarlo y grabarlo en la retina. Amé Zúrich.
Algunos me dijeron que Berna es más hermoso todavía, si es que tal cosa es posible, habrá que ir a comprobarlo.
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Caminar de noche por el casco histórico de Zurich es mágico.
Es muy cierto lo que te dijeron, no dejes de conocer Berna.
Berna tiene otro ritmo, es mas lenta que Zurich, la gente es mucho mas cálida y la arquitectura te transporta, tiene puentes que te hacen soñar y unas vistas increíbles.
Saludos!
Gracias Tere! Tengo pendiente entonces volver e ir a Verla, supongo que también la amaré.