Río de Janeiro, ciudad maravillosa

Tuve que esperar a que terminara el mundial y pasaran algunos meses para poder escribir sobre alguna ciudad brasileña sin caer en la temática mundialista.

En un época de mi vida tuve un ataque de “brasilitis” y repetí varias veces el destino aunque siempre a una ciudad diferente y eso me permitió conocer bastante bien su cultura e idiosincrasia la cual si bien tiene una enorme cantidad de condimentos y algunos no tan encantadores, podría definir con una sola palabra: Alegría.

Río no es la capital de Brasil, pero lo fue hasta 1960 cuando Brasilia es declarada capital, sin embargo es la segunda ciudad más grande y poblada luego de San Pablo y uno de los principales centros económicos, de recursos culturales y financieros, y sin duda la ciudad más turística del país.

Sus íconos culturales como el Cristo Redentor, el Corcovado y el Pan de Azúcar y las famosísimas playas de Ipanema, Copacabana hacen de Río una ciudad muy atractiva para ser visitada y créanme que es maravillosa.

Río te da postales en todas partes. Las playas son muy lindas todo el año, puede que haya que alejarse un poco de la gente para estar tranquilo.

El agua en cálida y la arena es blanca, recomiendo andar con cuidado porque hay bastante suciedad, hay que entender que va mucha gente a la playa.

Lo que más me gustó de las playas es el desprejuicio. El brasileño tiene un espíritu muy libre y no se ata a temas como la moda o los estándares estéticos, más bien disfruta sin prejuicios y se nota en ellos la consigna de ser felices por encima de todo. Esta actitud realmente predispone al visitante a relajarse y simplemente disfrutar de lo simple y lo bello.

Río tiene una oferta cultural enorme y hay para todos los gustos. También ofrece paseos más allá de las playas como ir al Pan de Azúcar, al Parque Nacional de Tijuca o a un Parque de diversiones de agua, hay actividades para todos los gustos, todos los días en todo momento.

Es una ciudad como pocas en el mundo en donde nadie puede aburrirse.

También es una ciudad de contrastes desde su génesis, tanto en lo racial, lo cultural y lo religioso, en Río conviven el oficinista y el turista, el empresario y el que toca el berimbau a la gorra, las mega mansiones y las favelas, la música y el ruido de tráfico infernal y creo que esto es una de las cosas que la hace tan especial.

El Carnaval de Río merece un capítulo aparte pero no puedo dejar de decir que no hay una festividad en el mundo más alegre, colorida y musical que esta. No dudo que pasar el carnaval en Río debe ser una experiencia magnífica.

La parte oscura de esta ciudad tal vez tiene que ver con alguno de los contrastes que les mencionaba antes. Río tiene un gran problema de marginalidad, delincuencia y drogas, y también tiene fuerzas de seguridad muy rigurosas.

Para andar paseando hay que estar precavido y no cargar alegremente objetos de gran valor, no es necesaria la paranoia, solo estar atento.

Otro punto oscuro es la oferta de sexo abiertamente a toda hora, eso puede molestar a algunos.

Río no es impcable, no reina el orden ni la pulcritud y lo que es correcto tiene varias interpretaciones.

Río enamora por lo que es, porque todos los condimentos hacen un cocktail multicolor espectacular que te querés tomar de golpe aunque quedes tirado en la arena.

Río no es la ciudad perfecta, es la Ciudad Maravillosa.