Dolmabahçe, Palacio de Sultanes – Estambul

Este Palacio fue una de las visitas que tenía bien planificada hacer en mi paso por Estambul y al mismo tiempo es una de las cosas que no pensaba encontrarme. Cómo puede ser?

Me imaginé ir a visitar un palacio netamente otomano y me encontré con uno netamente europeo y a la altura de los mejores de las ciudades imperiales.

Como les conté anteriormente este Palacio a orillas del Bósforo fue casa de los Sultanes desde 1853, cuando se dejó de utilizar el Palacio Topkapi como residencia oficial y hasta 1922.

Hoy es un museo de acceso al público y es, por dentro y por fuera, el Palacio mejor conservado que visité, inclusive el que mejor amoblamiento y decorado original tiene por lejos.

En su momento la construcción de este Palacio costó el equivalente a 35 toneladas de oro, 14 de las cuales fueron utilizadas para adornar los techos del Palacio.

El interior es a todo lujo: mármol, cristales de Bavaria y las mejores maderas de Europa para el Palacio que fue pensado para estar más allá de la altura de los mejores del mundo, y así lo hicieron.

El palacio está conformado por 3 zonas, las habitaciones reservadas para los hombres, la zona de uso ceremonial y la reservada para la familia del Sultán o Harén en total tiene una superficie de 45 mil metros cuadrados y posee 285 habitaciones, 46 salones, 6 cuartos de baño.

Las salas y las habitaciones del Palacio se conservan con casi todo el mobiliario original y los adornos, muchos de los cuales fueron regalos para el Sultán, como por ejemplo una alfombra de piel de oso, regalo del Zar Ruso que tiene algo de 150 años de antigüedad, están en el mismo lugar que solían estar entonces.

Esta es la característica que más me impactó porque está todo, hasta las cocinas tienen sus utensilios originales y las habitaciones de los niños con un mobiliario en miniatura pero con un trabajo de ornamentación de reyes. Es como si los dueños de casa se hubieran ido solo por un tiempo y uno fuera a husmear la intimidad del hogar.

La verdad que me encantó que fuera así, tiene el efecto de transportarte a un momento en el pasado donde los Sultanes caminaban por esos salones increíblemente hermosos y lujosos.

Una de las cosas más impactantes es la escalinata central, llamada Escalinata de Cristal porque de hecho está construida en caoba y cristal de Baccarat, tiene diseño de doble herradura y es de una belleza extraordinaria.

La segunda cosa más impactante y de la cual pudimos robar una foto es la mayor araña de cristal de Bohemia que existe, regalo de la Reina Victoria, que además es la tercer araña más grande del mundo. Tiene setecientas cincuenta lámparas y pesa cuatro toneladas y media.

Yo nunca había visto nada ni parecido y lo mejor del caso es que el salón donde se encuentra tiene las dimensiones y el lujo exacto para contenerla.

El conjunto en su totalidad te deja sin palabras.

Para la visita ir con tiempo porque puede que haya fila de gente. La visita dura una hora y media, más o menos.

Los guías son del propio Palacio y son bastante estrictos en cuanto a la organización del grupo, por lo tanto no le deja tiempo a uno que quiere quedarse un rato más mirando algo en particular.

No se pueden sacar fotos en el interior, se entra con el calzado cubierto de una funda que ellos mismos te proveen, del tipo de las de cirujano, y esto es por el especial cuidado que le dan a las alfombras.

Si se puede sacar fotos en en los hermosos jardines en donde también se pueden hacer un picnic tranquilamente y meditar sobre la vida de los sultanes mientras contemplan las hermosas aguas al Bósforo 🙂  Honestamente, me encantó.