Hace poco anduve de recorrida por España, específicamente por Andalucía, más conocida (en Argentina) como “La parte sur de España” o “La parte gitana o flamenca”.
De la experiencia puedo decir que me resultó encantadora de principio a fin.
En todos los aspectos Andalucía se lleva premios, desde lo histórico y cultural hasta lo culinario (sobre todo lo culinario) Son tan “cocinó mi abuela” que me matan de amor gourmet.
Así fue que llegamos a Granada y si tenemos que hablar de “eso” imperdible para ver en Granada, es La Alhambra.
Es una ciudadela con todo y Castillo. Es también una una fortaleza que contiene a los Palacios Nazaríes reales con sus hermosísimos jardines árabes y sus casas de retiro.
El conjunto es sorprendente y maravilloso.
En los años de dominio Árabe este lugar alojaba al monarca y a la corte del Reino Nazarí de Granada.
Su gran atractivo pasa por tres fundamentos de la arquitectura musulmana: los magníficos interiores, cuya decoración está en la cima del arte andalusí, los magníficos jardines que reflejan el poderío y la riqueza del reino y la adaptación de todo el conjunto al medio, que se amalgama al paisaje perfectamente creando una nueva unión integrada a la naturaleza.
Lo primero que se visita es La Alcazaba, que es la parte de la fortaleza propiamente dicha y, por consiguiente, la zona militar, de defensa y vigilancia.
Las edificaciones datan del siglo XI y es la zona más antigua de todo el complejo por cuestiones lógicas: primero la defensa.
Acá se pueden recorrer las murallas, las torres, la plaza de armas y se tiene una muy acabada idea del trazado de todas las edificaciones defensivas.
Este conjunto es a mi gusto lo más impactante del lugar.
La decoración de los interiores es exquisita. Los detalles constructivos en techos y paredes son imposibles de imaginar, de hecho en las fotos los mármoles y los yesos parecen puntillas de tela.
El trabajo artístico desplegado en todas y cada una de las salas, galerías y patios solo nos pueden remitir a la riqueza y perfeccionismo árabe que, sin ser el engolamiento europeo, es imponente y monumental en sí mismo.
Luego se recorren las habitaciones imperiales, el emperador era Carlos I de España, vale la aclaración.
Estas habitaciones son bastante posteriores, se construyeron entre 1528 y 1537.
La nota de color es que allí residió el escritor Washington Irving mientras escribía los famosos “Cuentos de la Alhambra”.
Esta construcción es de 1527 y desentona horriblemente con todo el resto porque como verán es una construcción romana que incluso se terminó de construir en el siglo XX.
Es una cosa enorme, algo solemne, caprichosa y desubicada.
Acá lo importante son los jardines pues las construcciones eran bastante básicas debido a que el conjunto fue concebido como villa rural.
Las fuentes y el manejo del agua es algo remarcable. Estos señores adornaban con con agua y diseñaban los huertos de forma tal de que nada quedara fuera de lugar, y las flores y las piscinas se integran visualmente con el resto de las construcciones y el paisaje. Sinceramente es uno de los mejores trabajos de paisajismo que se pueden ver en un lugar tan extenso.
Lo primero y más importante para decir es que para poder recorrerla por dentro los tickets se compran con anticipación en la página oficial ya que solo el 30% de las las entradas se pueden adquirir en las taquillas sin reserva previa y las colas son importantes y abajo del rayo del sol.
Cuando se compra el ticket también se elige el horario de acceso porque, por ejemplo, para los Palacios Nazaríes existe un cupo limitado a 300 personas cada media hora y si no se accede dentro de esa media hora se pierde el derecho de visita y andá a llorarle al Rey Felipe.
El precio de la entrada general que vale para visitar todo el complejo es de €14.00
Actualización! A partir del 1 de Mayo de 2020 es requerido el DNI o pasaporte para el ingreso. Por favor chequear acá.
Otra opción para verano son las visitas nocturnas que son hasta las 23:30 hs y las vistas son maravillosas.
En todos los casos, una vez dentro del predio de la Alhambra, podrás quedarte hasta el horario de cierre.
En caso de que hayas llegado a Granada de casualidad o te hayas olvidado de comprar los tickets, hay que preguntar en las conserjerías de los hoteles pues la mayoría ofrecen el servicio de “Reserva de entradas a la Alhambra” a través de su sindicato y pueden conseguir algo para el día o para el día siguiente.
Evidentemente tienen muy claro que Granada vive por y para La Bella Alhambra.
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