Cuando decidimos nuestro recorrido por Andalucía empecé a recolectar información de todos los destinos que estaban en nuestra ruta, de algunos conseguí más que de otros pero de Sevilla me prestaron un revista completa de gran calidad que provenía de alguna feria de turismo. En su portada tenía esta foto.
Quizás recuerden que les conté que a mi los lugares me entran por fotos y por supuesto que con esta imagen mi primer pensamiento fue “Tengo que conocer este lugar no importa cómo”
Sevilla fue la última ciudad de nuestro viaje. Le habíamos reservado 4 días completos porque sinceramente hay mucho para ver y no quería perderme nada. Pobre de mi, me hubiera tenido que quedar un año entero para no perderme nada.
Llegamos al mediodía de un día de sol perfecto sin demasiado calor, tiramos las cosas en la habitación del hotel y dateados con las cruces y circulitos que nos había hecho la recepcionista en el mapa salimos directamente hacia la Plaza España, ese era el plan.
En el camino inevitablemente hicimos pequeñas paradas de reconocimiento en el centro de la ciudad, la Catedral, la puerta del Alcázar, iglesias, conventos y monumentos de siglos de historia que surgen en cada esquina, por lo tanto decir que fuimos “directamente” es una metáfora encantadora.
Finalmente, tipo cuatro de la tarde, llegamos a la Plaza España. Ahí estaba, la foto de la revista en persona.
La Plaza fue construida con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929 y es uno de los espacios más espectaculares de la arquitectura local que, a mis ojos, es una mezcla exquisita de estilos.
Es un semicírculo de 200 metros de diámetro conteniendo una edificación monumental de ladrillos, cerámicas, hierro y mármoles rematada en sus extremos por dos torres.
El semicírculo está adornado con 48 bancos revestidos de azulejos que presentan motivos iconográficos alusivos a las provincia españolas, colocados en orden alfabético.
En el centro de la plaza hay una fuente y además tiene un canal de estilo veneciano atravesado por cuatro pequeños puentes que representan los reinos de Aragón, Castilla, León y Navarra.
Luego de la muestra para la cual fue construida, pasó a ser sede del gobierno militar, sirviendo de Capitanía General, albergando años después también la delegación del Gobierno central en Andalucía y un Museo Militar.
Hoy en día alberga a la subdelegación de Gobierno.
Tal es la belleza y la originalidad de esta construcción que es imposible que pase inadvertida a productores que buscan locaciones como escenarios naturales para las películas.
El caso más significativo es el de Star Wars pero también fue escenario para Lawrence de Arabia, El viento y el León protagonizada por Sean Connery y El Dictador de Sasha Baron Cohen, en donde con algunos retoques digitales la convirtieron en la mansión del dictador
Y a propósito de esto les cuento que cuando fuimos había un equipo completo de filmación preparándose para hacer unas tomas que, considerando la versatilidad, belleza y originalidad del lugar, es posible que sea moneda corriente en esta Plaza.
Se puede recorrer por dentro, por fuera, por arriba y por abajo.
Es gratis y pese a que la visitan muchas personas no hay amontonamiento y la visita es muy tranquila.
Me encontré con bailarines de flamenco ensayando unos pasos, vendedoras de castañuelas, cantantes callejeros y turistas de todas partes del mundo que se quedan en la Plaza para ver la puesta del sol.
Este lugar es una belleza imperdible dentro de una ciudad que es una belleza imperdible.
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