Al sur de Alemania, cerca de la conocida ciudad de Munich, se encuentran los alpes. La región montañosa es además el hogar de varios pueblos fascinantes y, principalmente, de los castillos de Bavaria.
Hacia allí nos dirigimos, al pequeño pueblo de Hohenschwangau a conocer uno de los castillos más famosos del mundo: Schloss Neuschwanstein.
El camino por la campiña bávara es de mentira, campos de un verde tan intenso qu eparecen pintados, vacas por aquí, pequeños poblados por allá, caminos en excelente estado y prácticamente nada de tráfico ya que en vez de recorrer las habituales rutas habíamos decidido un camino algo alternativo.
Pero en Alemania decir “alternativo” no implica un oscuro camino de piedra y tierra, todo está bien señalizado y pavimentado, para aquellos aventureros en auto tomamos por la ruta 95 hacia el Sur, luego la 472 hacia el Oeste hasta empalmar con la 17 de nuevo hacia el Sur. En el camino uno pasa por pueblos como Habach, Obersöchering, Huglfing, Oberhausen, Peißenberg, Hohenpeißenberg y Peiting, todos tan pintorescos como monótonos y todos muy parecidos entre sí.
Al tomar por la ruta 17 uno pasa cerca de la iglesia de Wies pero esa no era nuestro destino, no al menos ese día, seguimos hacia el sur pasando a un lado del Forggensee, un interesante lago de la región. Si uno sigue por este camino llegará al pueblo de Füssen, donde habitualmente paran los turistas que quieren visitar el Castillo ya que cuenta con numerosos hoteles, pero nosotros teníamos una carta extra, íbamos a dormir en Hohenschwangau!
Llegando al pueblo algo se veía en las montañas, era el increíble castillo de Neuschwanstein, la razón por la que este pequeño pueblo recibe a razón de seis mil turistas por día. Su ubicación es inmejorable, hacia el norte da al valle y hacia el otro lado hacia los Alpes en una posición privilegiada.
El pueblo estaba obviamente atestado de turistas, es tan pequeño que con unos pocos se llena, nuestra parada final era una cabaña convertida en hotel, el Villa Jägerhaus, otrora alojamiento de cazadores de la nobleza, hoy un petit hotel de ocho habitaciones en el mejor lugar posible del pueblo y donde tuvimos la fortuna de alojarnos en la mejor habitación posible del hotel. Un ventanal hacia el mencionado Neuschwanstein, el otro hacia el castillo más antiguo, Hohenschwangau, el cual le da nombre al pueblo. Lo cierto es que me dormía mirando a los dos castillos.
La historia de la región es interesante pero la más llamativa es la del final de la era de los reyes en Baviera, el joven Ludwig II vivió casi toda su vida en este castillo más viejo, clásico y de color amarillo, pero su interés por las historias fantásticas de caballeros románticos y las óperas de Wagner lo llevaron a imaginar lo que sería su hogar idea.
Neuschwanstein no es un castillo común, su fin no es ser un palacio para mostrarse ante la corte, no es Versalles, su fin tampoco es la protección y preparación para la guerra o un sitio, en cambio su objetivo es más bien extraño, hasta artístico, servir como escenario de las obras de Wagner y honrarlas de esa manera.
Baviera había tenido una mala racha contra Prusia asociándose con Austria, pero luego de la guerra Franco-Prusiana se unió al Imperio Alemán que estaba constituído por varios reinos menores y ciudades estado, Baviera pasaba a ser parte del gran imperio, de la gran Alemania y Ludwig II heredaba el reino en 1864 con apenas 18 años.
Si bien su hermano había sido excluido por problemas mentales, él tampoco parecía tener lo que hacía falta para reinar.
Ludwig II gastó todo el presupuesto real en sus castillos, principalmente en Neuschwanstein, por suerte para Baviera el mismo estaba separado del presupuesto del estado, aun así pidió prestado cuanto pudo y desoyó constantemente a sus ministros. A tal punto le jugó en contra su locura por el castillo que sus rivales utilizaron esto para declararlo insano.
Fraguando un informe psiquiátrico sus ministros lograron deponerlo el 12 de Junio de 1886, el 13 de Junio moría en misteriosas circunstancias en el pequeño lago del castillo de Berg junto a su médico el Dr Gudden, y siendo que Ludwin era un experto nadador y que los hallaron ahogados en aguas muy poco profundas, la teoría de conspiración no tardó en surgir y durar hasta el día de hoy.
A poco de morir el castillo fue abierto al público, de alguna forma debían pagar las deudas que había dejado, y su tío Luitpold tomó la regencia del reino hasta su muerte en 1913, siguiendo su primo, Ludwig III, hasta el fin de la Primera Guerra Mundial donde la monarquía perdió el poder completamente.
En el centro de Hohenschwangau se encuentra el local central de expendio de tickets, en el Ticket-Center Neuschwanstein-Hohenschwangau se pueden adquirir varios paquetes que incluyen entradas para ambos castillos o para sumar también el museo Museum der bayerischen Könige si es que uno está interesado en el detalle de la vida real de esta zona (no fue nuestro caso).
Para llegar al castillo hay al menos tres métodos, por carruaje, pagando obviamente un extra, por un bus que toma un camino algo más largo pero llega en pocos minutos, o a pie por el camino principal que también toma el carruaje.
Obviamente elegimos este último método ya que el camino es simplemente hermoso, por un lindo bosque, camino perfectamente pavimentado, junto a otros cientos de caminantes que van por lo mismo.
Luego de media hora se llega a un restaurante que está casi al final del camino, una gran curva final y se llega al mirador donde a un lado tenemos el castillo y al otro la gran vista del valle.
La zona goza de muy buen clima la mayor parte del tiempo y aunque el día en que llegamos las nubes gobernaban el cielo, el día de visita al castillo fue con un hermoso cielo azul.
Uno puede continuar por un camino que rodea el castillo hacia el Marienbrücke, el puente de María desde donde se obtiene LA foto del castillo, es la que vemos siempre en toda postal, lamentablemente en nuestro primer ascenso estaba cerrado por reparaciones… pero eso no nos impidió entrar ilegalmente por otro lado hasta la base del puente y poder disfrutar de dicha vista como queríamos.
La entrada al castillo está perfectamente organizada con los horarios, los mismos se eligen al sacar el ticket y se respetan, esto es Alemania! El tour con la audioguía es bastante rápido y nos lleva por cada una de las salas del castillo de estilo romántico, no se pueden tomar fotografías adentro!!! aunque nadie te impide llevar una cámara, hay que guardarla mientras se recorren las salas.
Aun con el enorme tamaño del castillo es sorprendente que en su diseño Ludwig II no incluyese espacio para la corte, apenas aposentos para el rey y la reina (que nunca existió ya que murió sin haberse casado ni dejado heredero) y para los sirvientes y su cocina.
En el recorrido uno visita estas pocas habitaciones y las otras dedicadas exclusivamente a las galas y a honrar la obra de Wagner, pero muchos de estos cuartos están sin terminar aunque posean una gran cantidad de detalles es más, no toda la estructura se terminó, el castillo completo iba a ser mucho más grande ya que Ludwig se dedicó a complicarle la vida a sus arquitectos agregando más y más cosas.
Lugares especiales por dentro son la “Sala de los cantores” (Sängersaal) y la “Sala del trono” (Thronsaal) además de los aposentos del rey. En la parte posterior que mira hacia el Alpensee hay una confitería a la cual se puede ir a tomar un buen café con leche y strudel, porque estamos en los alpes, obvio que strudel!
La vista desde aquí es fenomenal, pero para Ludwig II no fue tanta la alegría, apenas durmió once noches en su obra máxima.
El otro castillo que tenemos y en el cual también hay visita guiada, es el Schloss Hohenschwangau, lugar donde desde el siglo XII hay un castillo y en numerosas ocasiones fue reconstruido, Maximiliano II de Baviera lo adquirió y empezó a reconstruir en 1832 en estilo neogótico, allí vivió con su esposa María de Prusia y sus dos hijos, Otto y Ludwig, el mismo Ludwig que construiría luego Neuschwanstein se crió en este otro castillo a pocos metros del más famoso.
Era el lugar de veraneo y caza del rey y su familia, y fue aquí donde Ludwig II vivía mientras construían su propio castillo.
El recorrido por Hohenschwangau es más clásico, es mucho más pequeño y rústico, se nota que su origen no fue tanto la fantasía sino un sentido práctico, su posición es igual de estratégica y conveniente, su tamaño mucho más pequeño, pero su decoración interna es real, allí vivió gente.
A la muerte del tío Luitpold el castillo se abrió al público como museo, durante un corto período el heredero sin trono, Ruperto de Bavaria, lo usó como residencia de verano, pero luego de la Segunda Guerra volvió a ser museo.
Tiene un hermoso jardín donde esperar el turno de entrada y tomar muy buenas fotos del Alpensee y, obviamente, del castillo mayor.
No todo es castillos, el lugar es fantástico y se presta a todo tipo de turismo de montaña, desde caminatas por una enorme cantidad de senderos perfectamente señalizados y hasta demasiado prolijos como en bicicleta, montañismo y si uno llega al otro extremo del Alpensee está prácticamente en Austria.
De hecho, uno puede cruzar a Austria a pie si quiere, está todo muy cerca.
El pueblo de Füssen está a pocos kilómetros y es el centro comercial más importante de los alrededores, y como les comentaba antes, donde la mayoría de los turistas hacen pie o se alojan antes de ir hacia el castillo.
A pocos kilómetros está la iglesia de Wies de la cual ya se hablará en este blog, y una curiosidad, Füssen era parte del camino romano Via Claudia que lleva hasta Venecia, todavía quedan partes que se pueden recorrer a pie o en bicicleta. Porque dos mil años no son nada.
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Estuve en esta zona en diciembre, en gran parte gracias a las crónicas de su sr.marido.
Es un lugar increíble, decidimos quedarnos 4 días con base fussen y me hubiese quedado mas! Después fuimos a la otra punta de bavaria,m uy cerca de salzburgo, tambien increíble y en esa zona está la residencia del lago de ludwig. Un mini versailles, muy recomendable.
En fin, solo era para agradecerles porque sino, probablemente, no hubiese ido nunca a esta zona
Que bueno! Me alegra que te haya convencido porque es un lugar increíble, toda esa zona lo es. Gracias por tu comentario!
La belleza de Alemania, Suiza, Austria es inigualable.
Sobre el castillo, a mi me gusta pero sinceramente pierde muchos puntos al conocer que es una especie de Disneyland... aunque igual iría verlo :P
Tené en cuenta que Walt Disney se basó en Neschwanstein para crear Disneyworld justamente! es al revés :P
Jajjaja :D buena observación!
Siempre me acuerdo de una amiga de España que nos llevaba a sitios "con historia/personalidad" y huía de los "decorados", al principio yo no notaba la diferencia porque todo era maravilloso pero luego empiezas a ver los que son auténticos y los no.