Bruselas en un día
Bruselas fue otra de las ciudades que me quedaban de camino entre ciudades, en este caso fue un viaje desde Amsterdam a Brujas, donde teníamos la posibilidad de hacer un stop de un día en Bruselas y realmente era una ciudad que quería conocer.
Bruselas es la capital de Bélgica y una de las primeras cosas que me llamó la atención es el idioma, en realidad lo primero que me pregunté es “en qué idioma hablan?”.
Resulta que Bruselas es bilingüe por estatutos municipales, se habla un francés que a mi oído sonaba rarísimo y flamenco, pero el 40% de la población habla una lengua vehicular o idioma adoptado para un entendimiento común entre personas que no tienen la misma lengua materna, estos son europeos de otros países, marroquíes, turcos y congoleños (ex colonia Belga).
Llegamos por la mañana a la estación de tren y luego de dejar el equipaje en la estación nos fuimos caminando hacia la Grand Place que viene siendo la plaza central, corazón de la ciudad, en el camino fuimos viendo muchos locales comerciales y edificios muy pintorescos de una arquitectura notable.
Acá me pasó algo extraño, Bruselas está subestimada hasta por las guías turísticas. Donde dice que “tiene una arquitectura impersonal” yo pondría “tiene una variedad arquitectónica enorme por cantidad y calidad”.
Critican la suciedad y también advierten sobre las estafas en los comercios y la poca o mala comunicación y predisposición de la gente.
Nada de eso me pasó.
Para el mediodía llegamos a la Grand Place e improvisamos un almuerzo en el lugar más turístico de la ciudad, pues la plaza está rodeada de varios edificios emblemáticos como el ayuntamiento, la casa del Rey, la casa de los gremios y diversas casas de diferente data con una arquitectura si bien variada, mayormente es art nouveau siglo XVII y XVIII.
En su conjunto es espléndida y es considerada una de las plazas más lindas del mundo y puedo asegurarles que es muy bella.
Como toda plaza principal tiene historias de ahorcamientos y fusilamientos, de guerras y reconstrucciones y de comercio y vida social.
Hoy en día es escenario de acontecimientos festivos y culturales y además funciona el mercado de flores, pudimos ver ambas cosas y fue grandioso.
La plaza tiene bares y restaurantes que te permiten tomarte un café con chocolate mientras podés estar mirando un grupo de danzas típicos y el mercado de las flores funcionando, por esa experiencia valió la pena el paseo.
Luego nos fuimos a caminar por las callecitas de Bruselas, por donde se venden chocolates y wafles puerta de por medio y donde por supuesto compramos chocolates y sacamos la foto más buscada que es la de la fuente del angelito haciendo pis, o el Manneken-Pis.
Entrada la tarde nos fuimos andando de nuevo a la estación. Bruselas es pequeña y facil de recorrer a pie y muy amigable para el turista.
Si bien tiene una buena oferta cultural, digamos que para todos los gustos, para ser honestos no tiene tantas cosas interesantes para visitar frente a las mega ciudades europeas, pero sin duda vale la pena una recorrida.