Bonfim: Superstición, folklore, morbo y fé
La Iglesia de Nuestro Señor de Bonfim en Salvador, Bahía es para el pueblo Bahiano el mayor centro de fe católica y un símbolo de Salvador por variados motivos, algunos más serios que otros y otros más extraños que las unos.
Su construcción se inició en 1745 y se terminó en 1772. Tiene un estilo neoclásico barroco muy sencillo y de tipo colonial muy típico de España y Portugal, de hecho hay muchas iglesias muy parecidas en arquitectura en toda latinoamérica.
Cuenta la historia que un capitán de marina Portugués durante una fuerte tormenta prometió que si sobrevivía llevaría a Brasil la imagen de Nuestro Señor de Bonfim, y sobrevivió y cumplió, llevó la imagen y se hizo la Iglesia.
El folklore
En 1773 la “Hermandad de los devotos legos” obligaron a los esclavos negros a lavar la Iglesia como parte de los preparativos para la fiesta del Señor de Bonfim.
Tiempo después y muchos lavados de por medio, los negros que asociaron la imagen de Bonfim con la de Orixá Oxalá, una deidad del Candomblé, tomaban la “lavada” como parte de su religión y bastó que la arquidiócesis se enterara para que se suspendiera la lavada, pero solo en el interior, las escaleras externas siguieron siendo lavadas y la tradición llegó hasta hoy donde “La fiesta de la lavada” se celebra todos los eneros con procesión, cortejo de bahianas, baile, rezo, canto y lavada de escaleras obviamente.
La superstición
Alguna vez vieron o les regalaron unas cintas de colores que se anudan en la muñeca con tres nudos, uno por deseo, y se supone que los deseos se cumplen cuando la cinta se rompe?
Algo como esto?
Se llama Cinta de Bonfim y es el souvenir-souvenir más típico de Bahía y a la vez creo yo el más grande y famoso amuleto religioso católico si es que el catolicismo y los amuletos tienen permiso para convivir.
La cinta dice “Lembrança do Senhor do Bonfim da Bahía” muchos las llevan puestas, otros las ofrecen al santo dejándolas en la reja de la iglesia.
Como sea, esta superstición divertida y pintoresca le viene como anillo al dedo (como pulsera a la muñeca) a Bonfim y a Bahía y ni les cuento a los que te persiguen por la calle tratando de ponerte una pulsera a cambio de algún real.
Vienen en muchos colores y cada uno significa una bendición diferente, depende del deseo a cumplir, si tienen dudas, pónganse todas.
Morbo y fe
En el interior de la basílica se encuentra la “Sala de los Milagros”, una habitación cercana al altar mayor donde fieles y devotos dejan ofrendas hechas en agradecimiento a un favor recibido.
Las ofrendas van desde fotos y flores hasta moldes de cera de órganos del cuerpo y aparatos de ortopedia.
Manos, cabezas, piernas y figuras de las más variadas formas que representan al órgano enfermo por el cual se pidió la sanación, inclusive hay fotos de operaciones, lesiones y radiografías.
A mi me causó una impresión bastante fuerte y diría que bastante cercana al morbo.
Por otro lado también hay fotos de gente en situaciones familiares como casamientos o fiestas, o simplemente retratos de personas de todo tipo, certificados, cartas, diplomas y demás objetos personales que no son más que pedazos de las historias de vida de aquellos que manifestaron su enorme fe y la consagraron al santo.
Qué me llevé?
No puede evitar imaginar y enhebrar las historias de los devotos, y al mismo tiempo percibir el dolor que las movió a llegar hasta allí y hacer su ofrenda.
Sinceramente para mi fue muy movilizador, tanto la historia de la promesa del capitán portugués y los negros esclavos cantando mientras lavaban la iglesia y las ofrendas, que a pesar de ser un tanto tétricas y que ciertamente transmiten el dolor de esas personas, de alguna manera extraña se transforma en algo positivo y al final del día todo me dejó un mensaje de paz, alivio y esperanza.
A fin de cuentas, para eso existe la fe.
