El gigante Parasol de Sevilla
Ya en alguna nota les había comentado que cuando la historia y la modernidad se amalgaman de manera ingeniosa, bella y precisa a mi se me caen las medias.
Hace unos meses anduve recorriendo Andalucía y Sevilla fue la última parada. Y qué no decir de Sevilla como ciudad y como ícono cultural cuando inevitablemente uno corre alto riesgo de quedarse sin palabras en cualquier esquina?
Así es Sevilla, la antigua de calles con aljibes y arquitectura flamenca, y la moderna y dinámica que nunca deja de tener la mirada interior hacia el pasado del cual se nutre.
Casi sin quererlo, en uno de esos paseos por la ciudad, nos encontramos con el Metropol Parasol, una gigantesca estructura de madera ubicada en la Plaza de la Reencarnación, en el mismísimo centro de la ciudad.
Este proyecto genial del Arquitecto Jürgen Mayer fue el ganador del concurso que lanzó el Ayuntamiento de Sevilla para llevar a cabo la la recuperación de la plaza.
Se empezó a construir en 2005 y varias discusiones y millones de euros de por medio se terminó en marzo de 2011.
Así se lo puede ver hoy
El Sol de Sevilla
Literalmente esta estructura es un Parasol de 1,5 km cuadrados y quien anduvo recorriendo esa ciudad sabe que es muy necesario para poder andar por la calle y tener un poco de resguardo, de hecho, algunas calles de Sevilla tienen medias sombras de lado a lado a tal fin.
El sol de Sevilla quema, y mucho.
Para mi este Parasol una especie de envoltorio lujoso de madera exquisitamente ejecutado.
Los locales le llaman “La Seta” porque tiene forma de hongo y pese a las críticas antes y durante de su construcción, los sevillanos terminaron amando este espacio, tanto así que lo han convertido en punto neurálgico de la ciudad, como quien dice “vamos a festejar al Obelisco” dicen “vamos a festejar a La Seta”.
Una misión cumplida
La plaza de la Reencarnación solía ser un gran mercado de abasto medio venido a menos y la idea de este proyecto era devolverle la vida dándole modernidad y funcionalidad, y el objetivo se logró con creces.
Hoy el complejo se compone de cuatro niveles con distintas opciones.
El primer nivel tiene una especie de museo de la construcción o Museo Anticuario en donde se exponen objetos encontrados en las excavaciones.
En la planta baja están las tiendas del Mercado de la Encarnación. En el primer piso hay un espacio llamado Plaza Mayor que permite algunas actividades al aire libre.
En el piso superior hay restaurantes y por supuesto un mirador impresionante.
Como decía al principio, me genera mucha simpatía ver estas estructuras modernas en armonía con las históricas cuando no se trata de una competencia sino de un acompañamiento, y en este caso en particular porque además de la originalidad o la técnica excelsa que se necesitó para la ejecución del proyecto, hubo una notable interpretación de la historia y del espíritu de la ciudad.
Hoy la Plaza y el Parasol no podrían ser uno sin el otro.
Se necesitó del significado de la historia para poder dar lugar al desarrollo audaz y dinámico que, por esos derroteros impensados de siempre, la misma historia lleva consigo.