Bora Bora
“Si preguntan por mi, me fuí a Bora Bora”.
Es una frase que se me pegó hace tiempo y que repito cada vez que no quiero que nadie me encuentre, y paradójicamente tiene bastante sentido pues si me fuera hasta allá seguro que nadie me encontraría pero lo mejor es que la pasaría increíblemente bien.
Bora Bora es una isla, o mejor dicho un atolón, que es una isla pero con una laguna interior, tiene que ver con la naturaleza de la formación coralina, pero podemos decirle isla y no está mal.
Tiene 29 km cuadrados y forma parte de las Islas de la Sociedad en la Polinesia Francesa. Y les dejo un mapa porque la descripción de la ubicación puede ser confusa.
Esta pequeña isla tiene también una historia.
Se supone que fue habitada desde el siglo IV aC por los Polinesios. Los colonos ingleses la vieron para 1722 y el primero que desembarcó en la isla recién en 1770 fue el James Cook. Los españoles también pasaron por allí sin demasiado éxito, solo fundaron una colonia y nombraron algunas de las islas de la Sociedad con nombres españoles. Bora Bora fue nombrada San Pedro.
Siempre fue un reino independiente hasta que en 1888 la reina de Bora Bora abdica en favor de los franceses y se transforma en colonia, de hecho lo siguen siendo.
Durante la segunda guerra fue utilizada por los americanos como base de aprovisionamiento
militar de la Guerra del Pacífico. Afortunadamente en la isla no se desarrolló ningún combate y la base fue cerrada en 1946.
Hoy por hoy la isla depende totalmente del turismo. Está rodeada de pequeños islote llamados motus cuya superficie y vegetación permiten la existencia de pequeños complejos hoteleros de lujo.
Para fines de los 80 el Hotel Bora Bora fue el primero que construyó los característicos bungalows sobre el agua, apoyados en pilotes sobre la laguna interior de la isla. Esta idea se trasladó a casi todos los complejos y ya es una estructura estándar de la isla.
Casi todo lo que se puede hacer en Bora Bora está relacionado con el agua o cerca del agua.
Las lagunas interiores tienen un color turquesa increíblemente hermoso y permiten hacer buceo o snorkel en los jardines de coral, nadar con peces de colores y disfrutar del agua de muchas formas.
El paisaje me parece inigualable, la arena blanca y esas imágenes de los atardeceres rojos sobre el agua cristalina que más que una laguna parece una piscina infinita, son alucinantes.
Honestamente no he visitado tantas playas aunque me encantan y las disfruto enormemente y puedo apreciar la belleza y el encanto de la tranquilidad que transmiten.
Así que si preguntan por mi ya saben, me fui a Bora Bora.