Museo de las relaciones rotas
Como saben me gustan los museos y cuanto más raros mejor, ya les hablé dos de mis raros favoritos, el Museo Subacuático de Cancún y el Museo de Arte Malo.
Pero qué se supone que puede mostrarte un museo de relaciones rotas?
Para empezar quiero contarles que esta es una muestra itinerante con base en Zagreb, Croacia, que reúne piezas donadas por particulares comunes y corrientes, seleccionadas por los curadores del Museo para ser exhibidas en distintos lugares del mundo: Sudáfrica, Filipinas, Irlanda, Singapur, Estados Unidos, Gran Bretaña, Taiwan, París, Brasil, Francia, Alemania, México y algunos otros ya recibieron la visita de la muestra y tengo que decirles que en todas partes es un éxito de concurrencia.
El dato que no podía ser de otra manera: quienes más donaciones hicieron fueron los latinos del mundo.
Casi todos tenemos nuestra historia de ruptura y alguna vez dijimos o nos dijeron adiós, y la mayoría conservamos algún objeto que la evoca o que pertenece a esa relación o a la persona que quisimos, pero como dice el lema del Museo: Hay que dejarlo ir.
Así es como la gente dona esos recuerdos al museo y nos podremos encontrar con objetos de los más extraños: Una pistola, un test de embarazo, vestidos de novia, pasajes aéreos, boletos de cine, alianzas, ropa interior, muchos peluches y hasta un lavarropa
Algunas cosas no son muy serias como por ejemplo una prótesis de una pierna donada por un veterano enamorado de su terapeuta física pero al mismo tiempo entendemos que aunque sean un poco ridículos esos objetos revelan un sentimiento universal inequívoco, y el todo es un conjunto extraordinario de recuerdos y pertenencias de personas con el corazón roto, con muchos deseos de dejar un testimonio de su historia a los demás, y de seguir adelante.
A los concurrentes se les solicita silencio y respeto durante toda la visita y al final de la muestra quienes quieran tienen la posibilidad de escribir su historia de amor o desamor o simplemente dar un mensaje y dejarlo colgado para compartirlo con otros que quizás también tengan el corazón roto y que sepan que no están solos, para redimirlo, para dejarlo ir.
Pueden visitar el sitio oficial y chusmear algunas exhibiciones.
Estuve en Zagreb hace poco más de un año y sabia de la existencia de este museo, pero no me pude hacer el tiempo para visitarlo, como siempre digo, excusa para volver.