Visitando la Catedral de Sevilla
Me había quedado pendiente contarles sobre la visita a esta Catedral que lo que tiene de grande lo tiene de sorprendente y no por nada es el ícono de Sevilla, y la verdad que siempre lo dejé para otro momento porque suponía y sigo suponiendo que una reseña a las corridas de la Catedral de Sevilla sería una enorme injusticia y una acto de imprudencia de la crónica viajera.
Ostenta el título de ser la más grande Catedral gótica cristiana del mundo y patrimonio de la humanidad. Su construcción se remonta a principios del S. XV y fue finalizada a finales del XVI.
En el terreno se situaba una enorme mezquita de la cual quedan todavía algunos objetos.
Se dice que los canónigos que ordenaron la obra propusieron “ Hacer una iglesia tan hermosa y tan grandiosa que los que la vieran nos tomen por locos” y según el acta capitular la obra debía ser “ tal y tan buena, que no haya otra igual”
Quiero decirles que les salió tal y como la querían.
Si bien es de estilo gótico tiene agregados transgenéricos producto de las diferentes épocas, cosa bastante común en construcciones que tardan tantos años en terminarse y que además necesitan reparaciones y reconstrucciones a causa de guerras, terremotos y demás delicias.
Como todo visitante de Sevilla que se precie, teníamos a la Catedral como un punto primordial e imperdible.
Intentamos una primera vez pero estaba cerrada, solo se podían visitar algunos anexos, así que nos informamos ahí mismo de los horarios y regresamos al día siguiente.
Nos encontramos con una fila de casi dos cuadras de gente la cual hicimos sin protestar bajo el sol que te parte la cabeza, así que recomiendo ir turnándose con alguien para ir de a ratos a un lugar con sombra y hacer relevos. Si estás solo llevate un paraguas claro para protegerte, de otra forma es un pase seguro a la insolación.
Esta Catedral es visitada por casi un millón y medio de turistas por año, lo que es una enormidad de gente, y hay que remarcar que en la Catedral se desarrollan las actividades normales del culto católico: misas, casamientos, bautismos y demás ceremonias, es decir, hay una convivencia constante entre el público asistente al sitio religioso y el público asistente al sitio turístico.
Esto está generando controversias hoy mismo, hace unos días se publicó esta nota en el Diario de Sevilla, donde el Arzobispo pide decoro a los turistas y dice que la Catedral “de ninguna manera puede ser considerado un parque temático y un mero museo”.
La contraparte viene del lado de los turistas que dicen que en Sevilla hacen siempre 40 grados y no se puede portar más ropa. Es entendible pero tampoco para ir en shorts.
No me canso ni me cansaré nunca de repetir que en los sitios de culto religioso o te comportás con decoro y acorde a las normas o no vayas.
Quienes viajaron alguna vez conmigo saben que estoy atenta por todos que el gorro, que los pantalones cortos, que los hombros, los pañuelos, hagan silencio, sacale el ruidito a la cámara, el flash, y nada de posar delante del altar mayor haciendo duckface y pulgares arriba.
Es solo una cuestión de respeto, no mucho más.
De hecho durante nuestra visita había una misa importante y nos quedamos del otro lado de la nave central para no molestar a nadie. La curiosidad fue que los locales van a misa ataviados con lo mejor que tienen, realmente es una costumbre que yo creía extinguida pues mis abuelos hacían eso, y no, la gente sigue yendo a la misa vestida para las musas.
Me desvié del tema, vuelvo.
La catedral tiene 4 fachadas, una por cada punto cardinal, y todas distintas, y cada una tiene sus propias puertas que también son todas distintas. Nosotros ingresamos por la Puerta de San Cristóbal que es la única puerta del lado Sur.
En el interior la nave central que no se puede creer ni de ancho ni de alto, que me disculpen los ortodoxos de la arquitectura pero cómo se supone que describa esto?
Está separada en tres, y esto tiene que ver con cómo se acomodaban miembros de la realeza, eclesiásticos y pueblo: la Capilla Mayor rodeada de rejas, el Coro y el Trascoro desde donde sacamos esta foto del órgano que en realidad son dos órganos enfrentados que se ejecutan al mismo tiempo desde el mismo teclado.
Además tiene 24 Capillas interiores y 15 altares y le perdí la cuenta a las sacristías.
Un capítulo aparte merecen los vitrales, son más de 80 que datan desde el siglo XIV hasta el XX. Vale tanto apreciar de a uno como ver el efecto general de conjunto que es impresionante.
En el interior una de las principales atracciones es la visita a la tumba de Cristóbal Colón, cuya puesta impacta por sí sola. Realmente muchas cosas pasan por dentro de uno al tener delante a quien fuera el descubridor de América. Y no pude dejar de pensar: “Este tipo realmente empezó el fuego”.
Todo el interior es impresionante por tamaño y por lujo, la cúpula es de una belleza extraordinaria y está tan alta que hay un espejo dispuesto en ángulo en el suelo para poder sacar la foto de la cúpula en su totalidad. Es la primera vez que veo esto en una Catedral y es una muy buena idea.
Otra cosa que me llamó la atención es que hay un servicio de emergencias médicas en el interior por si alguien se descompone, otra idea que deberían replicar algunas atracciones turísticas que reunen tanta gente.
El recorrido total de la Catedral lleva por lo menos una hora, y luego están los anexos (el campanario y el patio) que demandan de mínima otra hora más, yo lo hice en casi tres horas todo.
Al lado de la Catedral está La Giralda que es la torre y campanario de la Catedral que mide 104 metros y debido a su altura es que se ve desde casi todas partes de la ciudad. Se puede subir al campanario por escalera, atención que no son escalones, son rampas pensadas para caballos y son 35 niveles, así que no hay que desesperar por subir rápido, uno puede tomar descansos entre los niveles mientras ve algunos objetos de arte e históricos que están dispuestos para los visitantes.
Desde la torre se pueden tener hermosas vistas de Sevilla desde los cuatro puntos cardinales como esa que pongo acá
Otro de los anexo es el Patio de los Naranjos que está pegado a la Catedral, antiguamente oficiaba de cementerio, lugar para la celebración de las ferias anuales de la ciudad y también lugar de prédica.
En el centro tiene una hermosa fuente visigoda y está lleno de naranjos, claro. Es un lugar muy agradable y da gusto quedarse un rato escuchando cantar a los pájaros y descansando de la subida a la Giralda.
En lo personal la visita me pareció extraordinaria. Es realmente un imperdible, indistintamente si uno es católico o no, el valor histórico, arquitectónico y la belleza que ostenta esta Catedral hacen que no te la puedas perder bajo ninguna circunstancia.
Que no te intimiden las filas de gente ni el sol ni nada, hay que entrar y ver para creer esta Catedral enormemente maravillosa.
Por último, si van de visita tengan en cuenta las celebraciones tradicionales porque puede que se queden afuera o apachurrados por una multitud.
Por ejemplo, no me puedo olvidar de mencionar el protagonismo de la Catedral en la Semana Santa de Sevilla, el evento más importante de la Ciudad por lejos, así que consultar porque son bastantes celebraciones y hay que estar atento, además de las celebraciones religiosas hay conciertos y otras actividades.
Pueden chequear en el Sitio oficial.
Ya volveré Sevilla!