Madrid de ida y vuelta
La primera vez que visité Madrid fue en Enero de 2001 en una primer recorrida con amigas por ciudades europeas.
Viajar a Europa en esa época era bastante accesible teniendo en cuenta nuestra edad, era el famoso 1 a 1 y los que pudimos no dudamos en hacer las valijas, pero la fantasía desequilibrada no duraría 12 meses más.
En Diciembre de ese año Argentina estalló por el aire y Europa quedó cerca de ser una utopía.
Recuerdo que no planificamos demasiado aquella travesía, fue todo armado con grandes cuotas de improvisación y mucho de descubrimiento.
Lo único que teníamos asegurado era el pasaje de ida y vuelta, en el medio fuimos creando la ruta y tengo que decir que lo hicimos bastante bien.
Muchas veces con mis amigas volvemos a recordar ese viaje porque tuvo muchos condimentos divertidos y fue el punto de partida de muchas otras cosas.
En lo personal fue una completa revelación, fue la puerta del descubrimiento, fue tener conciencia de las dimensiones de todo lo que alguna vez me había imaginado, sumado a lo que alguna vez había estudiado y estereotipado y nunca creí que pudiera ver en persona.
Así las cosas, entre tantas emociones para final del viaje la última parada fue Madrid.
Volvimos a hablar español y volvimos a comer como en casa, pero para ser sincera Madrid no estaba para mi o yo no estaba para Madrid.
La ciudad me pareció sucia, gris, caótica y descuidada: Había barrios de prostitución y drogas a la vista de todo el mundo en pleno día, la gente no me resultó amigable, los edificios no me conmovieron, no tuvo nada que me atrapara, tuve la sensación de que la ciudad no estaba haciendo ningún esfuerzo por gustarme, es más, sentía que me estaban haciendo un favor al recibirme como visitante.
Sinceramente no me gustó nada, bueno la comida si, es indiscutible y en eso no voy a ser injusta.
Pasaron unos cuantos años hasta poder volver al “Viejo Mundo” y todavía sentía que Madrid me debía algo que no me habia dado y pocas esperanzas tenía en que alguna vez me lo diera.
En el 2010 volví a Europa y no quise pasar por Madrid, en el 2012 volví y solo quise conocer Barcelona y, con escala en Barajas y todo, tampoco me dieron ganas de recorrer Madrid.
En el 2013 volví y adivinen qué? Le volví a decir que no a Madrid.
Creo que estaba decepcionada en serio.
2014 fue el año elegido para recorrer España. Fue una ruta bien organizada por toda la región de Andalucía y quizás ya se me había ido el sabor amargo, no sé, pero acordamos pasar 4 días en Madrid antes de partir hacia el sur.
Llegamos directo al aeropuerto 7 am, muy prolijo todo.
Tomamos el metro hasta el centro de la ciudad, limpio, prolijo, puntual y señalizado como corresponde.
Salimos a la superficie cargando bártulos por las escaleras no mecánicas (todo no se puede)
El día era hermoso. Hola Madrid, tanto tiempo sin vernos.
Me bastaron 10 segundos hasta que mis ojos (sin dormir) se acostumbraron al sol de la mañana para darme cuenta de lo poco que quedaba de aquella ciudad que conocí en el 2001.
A partir de ese momento fue todo de bueno a mejor.
Madrid está bellisima, la ciudad está limpia, ordenada, la gente sorprendentemente está mucho más amable, los barrios en donde había drogas y prostitución son ahora barrios de moda, modernos, amigables, con bares y negocios de todo tipo, lugares seguros en donde se puede pasear tranquilamente.
Me sorprendió mucho la atención al turista, hay un abismo en los modales, también me llamó la atención el vuelco respecto a la cultura. Tienen un fomento cultural impresionante en todos los niveles, desde el show a la gorra hasta los grandes museos que están perfectamente bien mantenidos y organizados.
Los paseos y parques públicos están muy cuidados y pulcros y se han convertido realmente en lugares para disfrutar con toda la familia, y ya les conté que para mi los parques son el botón de muestra de una ciudad, ahí se ve no solo el esfuerzo de un estado por brindarle a la gente un lugar bonito y limpio donde pasar el tiempo libre, sino también habla del cuidado que le da el ciudadano a la cosa pública, que no es un tema menor.
Conozco muchos que dicen que Madrid es un poco como Buenos Aires y por eso no suma mucho al “descubrimiento” que uno espera y que no sorprende especialmente por nada.
Hoy puedo decir que, aunque por un buen tiempo tuve una visión muy pobre de esta ciudad, no estoy en nada de acuerdo con esa afirmación, en definitiva me llevé una gran y grata sorpresa con Madrid y una gran enseñanza:
Se puede ser mejor y de eso se trata todo.
En 10 años se puede cambiar la imagen de una ciudad. Se puede fomentar la amabilidad, la educación y la cultura.
Se puede aprender a ser considerado con el prójimo. Se puede tener un transporte de calidad y cuidarlo para todos y se puede tomar lo público como propio y cuidarlo como tal.
Se puede ver al mundo y copiar lo bueno y se puede aprender del error y ser autocrítico sin ser juzgado por lo que no se hizo pero hacer lo que hace falta.
Por los que están, por los que van y por los que vuelvan.
Se puede, no me lo contaron, yo lo vi. Qué hermosa está Madrid!