Paseando por Ljubljana – Eslovenia
Estando de vacaciones en Croacia teníamos planeado visitar la Cueva de Postojna en Eslovenia, de la cual ya les conté en este post
Las distancia entre una cosa y la otra es de 61 km que se cubren en algo más de una hora en auto porque es ruta de cornisa, igualmente bella que escalofriante, al menos para mi.
Pues visitamos la cueva y nos encantó y terminamos la visita poco después del mediodía, lo que es relativamente temprano, y podíamos volver a Opatija en Croacia o llegar hasta Ljubljana que es la capital de Eslovenia.
Entre Postojna y Ljubljana hay 53 km y es por ruta, así que se cubre en 40 minutos.
Siguiendo el razonamiento “Cuándo voy a volver a tener la posibilidad de conocer la capital de Eslovenia?” decidimos hacer los 53 km hacia allá.
Debo admitir que yo no tenía ninguna información de la ciudad y que esperaba una capital descuidada, sucia y gris, con gente antipática que no hiciera el esfuerzo en comunicarse.
De nuevo el temita de los prejuicios sobre los destinos que debemos superar.
Me encontré con una realidad totalmente diferente.
Llegamos a lo que parecía ser el centro de la ciudad, la verdad que no teníamos idea de dónde estábamos y acá les va el primer consejo: No importa en la ciudad que estén, en la mayoría de los hoteles no se niegan a darte un mapa si se lo pide de buena forma y cara de perdido. Es más, si el hotel es un 5 estrellas seguro que te lo regalan.
Hay quienes lo pueden cobrar, si, pero si no sabés donde estás parado, comprá un mapita.
Nos acercamos a lo que parecía un hotel lujoso y entramos con nuestra mejor cara de turista perdido, el conserje amabilísimo en un inglés bien practicado no solo nos dio el mapa sino que además nos indicó todos los puntos de interés del casco histórico y además, nos regaló caramelos. Más amable, imposible.
Allá fuimos con el mapa y los caramelos a pasear por la ciudad un poco a la deriva porque la intención no era meterse en una iglesia ni en un museo, solo queríamos pasear por la ciudad y eso hicimos.
La ciudad resultó extremadamente limpia y cuidada, la gente super amable. Pese a ser un país formado en 1991 y que entró a la Comunidad Europea en el 2004, con sus menos de 2 millones de habitantes, Eslovenia es primer mundo sin duda.
Vimos muchos deportistas o gente haciendo deporte sin molestar a nadie. Bastantes turistas, mucho japonés pero son de los que tampoco molestan a nadie, así que paseamos y sacamos fotos por toda la ciudad que nos pareció hermosísima con las típicas casitas bajas, el puentecito y las calles que se pierden ondulantes, todo muy romántico.
Ljubljana tiene tres plazas principales que son fantásticas para caminar y que están rodeadas de cafecitos y restaurantes, les recomiendo todo en ese orden.
El ambiente es muy tranquilo y familiar, imagino que a la noche habrá fiesta pero por lo menos a la tarde era super apacible.
Hay artistas callejeros, un lindo mercado y algunos locales coquetos.
Para el final de la tarde paramos en el café Zlati Dukat que era una casona antigua muy bien conservada y muy bien adornada, que parecía tener una variedad interesante y por cierto la tenía, pues ofrecía cafés de todo el mundo y podías elegir a gusto, si mal no recuerdo, tomé uno ecuatoriano buenísimo para terminar la tarde en la capital de Eslovenia.
Ljubljana es altamente recomendable para recorrer, si andan por la zona, no pierdan de visitarla, es chiquita, se recorre bastante rápido y tiene ese encanto de ciudad europea en donde todavía no llegó la locura.