Consejos para conducir en otro país: Italia

Así como les he comentado anteriormente qué se siente viajar en auto por Alemania no podía faltar un gran contraste, Italia!

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Si algo tengo en común con Italia, además del nombre, el apellido y media familia, es la forma de manejar. Es que aquellos que venimos de ciudades caóticas como Buenos Aires encontramos en las tierras itálicas algo extremadamente compatible en la desordenada forma de conducir de los países mediterráneos.

Italia ha evolucionado un poco gracias a la europeización pero claramente conserva manías comparables con los griegos, el Mediterráneo tiene eso, te invita a cometer todas las faltas de tránsito posibles en la menor distancia recorrida.
En dos oportunidades entré en automóvil a Italia, una fue por la costa Azul hacia Génova, la segunda, en mi último viaje, desde el Norte, Lugano, la parte itálica de Suiza, hasta allí todo en orden, pero apenas crucé la frontera…

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Es increíble lo inmediato que se siente el cambio, ya sea entrando por Suiza o Francia lo notable es el temperamento, cambia al instante no sólo por la frontera física sino por la legal. Es que al parecer los carabineri no tienen tanto problema con el que conduce algo exaltado pero sí los policías de otros países.

El italiano es temperamental y te lo hace saber, lo peor que un conductor puede hacer es no parecer italiano, automáticamente intentarán abusar de tu presencia en las rutas y mi caso no era para menos, en las dos oportunidades tuve un auto con patente de otro lado, por lo que los italianos mucho menos pretendían respetarme, hasta disfrutaban queriendo sacarme de mi lugar de tranquilidad.

Pero he aquí que de este lado otro tano los estaba esperando, de esos que levantan el puño y se lo muerden ¡Disgraziato! y te grito sin problema Vaffanculo! y como es de esperar se sorprendían ante tamaño vulgaridad proveniente de un Volkswagen con matrícula D (de Alemania – Deutschland).

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Aprendí el primer día una regla de oro: nunca le temas al conductor italiano, si eres sudamericano ya sabes cómo proceder, tu tienes el poder, es que algo han perdido todos los europeos y es el “Me ne frego” que tenían ellos, ante el volante los latinos somos mucho peores y si un italiano te quiere “meter la trompa” sencillamente tu la tienes más grande, frenarán en un 80% de los casos (no me hago cargo del 20% restante).

Pero cuidado! la prepotencia al volante es regional. Cuanto más hacia el sur más peligroso es, más descuidados los conductores y más difícil. Por ende Roma podría ser una buena frontera de “hasta aquí llego” porque de ahí en adelante quedan pocos kilómetros hasta Nápoles y se imaginarán que desde allí nada puede resultar cómodo.

Es también conocido de toda Europa que conducir con automóviles demasiado grandes no es negocio, Italia no sólo no es la excepción, es la regla. Es el país de la Ferrari y el Alfa Romeo, de los Lamborghini también, pero no hay que olvidarse de que por algo son del Fiat 500 y la Vespa. No hay lugar, en Italia NO HAY LUGAR.

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En Roma nadie puede estacionar

Las calles son tan antiguas como desde la misma época de los romanos y no lo digo en sentido figurativo sino literal, hay calles donde como mucho entraba el carro tirado por esclavos de una dama romana del siglo II, pero si el espacio para circular es pequeño tienen que tener además en cuenta que la mitad de las zonas son de circulación limitada, es decir, una multa es lo más probable salvo que tengan el justificativo de un hotel que casualmente se encuentra dentro de la zona cerrada.

Tuve la mala idea de devolver el auto en Firenze justo en un local de rental que estaba DENTRO del área protegida de la ciudad, fue muy loco circular por las calles empedradas de Florencia rodeado de turistas que se preguntaban qué cuernos hacía un automóvil a esa hora en ese lugar. Por suerte no hubo carabineri que me viese y pasé sin multas adicionales.

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Pero hay otro problema, uno que justifica alquilar una moto o usar transporte público, y es el estacionamiento. Para darles una idea en Milán pagué a razón de 25 euros diarios para guardar el vehículo sin posibilidad alguna de uso, tuve que viajar en tranvía o a pie porque no se puede hacer practicamente nada en las calles.

El otro tema a tener en cuenta es salir de las ciudades, si uno no tiene un GPS actualizado es un horror y a eso hay que sumarle que siempre estan cortando alguna autopista para una obra, y en ese sentido son bien latinos. Lo siento, ya no te encuentras en Alemania.

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El caótico romance italiano

Otro detalle incómodo son algunas estaciones de servicio que sólo funcionan con tarjeta de crédito y si éstas tienen chip y si, para colmo, no exigen firma. Si no hay que usar efectivo y suelen robarte más dinero del debido.

Una vez ya en la ruta es todo más bien normal, salvo domingos donde una Ferrari puede llagar a pasar muy rápido y donde difícilmente encuentres a un policía preocupándose, el domingo es domingo en Italia.

Las autopistas principales estan, por lo general, en buen estado, hay peajes en varias y el sistema es distinto al de otros países, por ejemplo de Niza a Génova uno pasa de un sistema francés más fácil de entender al italiano que está bueno pero nadie te lo explica, uno retira un ticket y sólo paga por el tramo de autopista que utilizó, así que hay que conservar ese ticket porque a la salida de la autopista tendrás que abonar según tu ticket.

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Luego, como bien les dije, traten de evitar el automóvil para trayectos medios, un ejemplo de la comodidad del tren por sobre el auto fue recorrer la Cinque Terre con el tren que va por la costa, mucho más coherente que la ruta que no es nada fácil en esa región, o el colectivo para llegar a Portofino.

En cambio para cruzar el país el automóvil se presta como una excelente opción mientras uno evite un poco los grandes centros urbanos. Eso sí, Roma es otra historia, hay que animarse y ¡es para pocos!

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