Por qué nos gusta viajar?
El viajar es un placer para la gran mayoría de las personas, sin embargo lo que no conseguimos averiguar es qué exactamente hace que nos guste tanto viajar.
Es biológico? Es una cuestión cultural? Es un gen hereditario? Nos lo explicará la sociología? La biología? O la respuesta la tendrá la psicología?
Hay teorías que sostienen que el migrar o moverse es una predisposición genética, hay también quienes proponen que viajar responde a una insatisfacción del presente de la persona y la necesidad de evadir esa situación. Otros sostienen que viajar libera endorfinas, la famosa hormona de la felicidad, y es por eso que nos sentimos tan bien incluso tomando unas breves vacaciones.
En la práctica viajar tiene muchos aspectos positivos para las personas:
Nos saca de la rutina, hacemos y experimentamos cosas nuevas todo el tiempo.
Conocemos gente muy diferente a nosotros y eso nos enriquece como personas.
Viajar también nos permite disfrutar del tiempo sin restricciones, no hay obligaciones y la puntualidad no es un problema.
Viajando aprendemos a adaptarnos a un nuevo medio y nos damos cuenta de que no es tan difícil, de que somos capaces de hacerlo y nos sentimos muy orgullosos de nosotros mismos.
Por otra parte viajar derriba prejuicios, al final los franceses no eran tan antipáticos y los ingleses no nos odian.
Viajar nos hace libres porque acorta distancias, derriba muros, nos hace sentir que el mundo entero es nuestro y que las fronteras son caprichos de algún poder desconocido.
Viajando descubrimos y entendemos otras culturas, aquellas que nos parecían tan lejanas e inentendibles están frente a nosotros y eso no sólo no representa un problema, sino que nos resulta fascinante.
También nos damos cuenta de que las religiones tampoco son tan diferentes, y aprendemos que incluso en las diferencias, podemos respetarnos y aceptarnos desde la espiritualidad cualquiera sea el nombre de la religión.
Para algunos viajar puede resultar desconcertante, es verdad, hay un mundo nuevo y desconocido que se despliega ante nosotros y no sabemos cómo actuar y quizás podríamos sentirnos un poco solos lejos de casa, e incluso experimentar temores. Sentir que podríamos no poder resolver alguna situación, pero al final poder resolver los problemas que puedan acontecer durante nuestro viaje y enfrentar esos miedos nos hace sentir maravillosamente bien.
Más allá de todas estas razones, lo cierto es que somos muchos los que amamos viajar y ninguna ciencia lo pueda explicar.
En definitiva puede ser que sólo se trate de una cuestión de ganas de salir a descubrir nuevos lugares y ver con nuestros propios ojos todo aquello que vimos en los libros, revistas, documentales, películas o que recordamos que nos enseñó nuestra maestra de historia. Es entonces cuando la magia de viajar convierte ese pasado en presente puro y recorremos Latinoamérica junto al Che y Asia con Marco Polo, nos sentimos faraones en Egipto, pintamos París con Toulouse Lautrec, somos gladiadores en Roma y toreros en Madrid, el muro de Berlín se cae ante nuestros ojos y al final del día cantamos con Frank Sinatra en esa ciudad que nunca duerme.
De eso se trata y es por eso que amamos viajar, porque sentimos al mundo de cerca, porque atravesamos la historia con una valija y muchas ganas, y nos damos cuenta de que todo eso con lo que soñamos es real, que este es nuestro hermoso mundo y que somos parte de él.
Viajar no es más que derribar la barrera que separa nuestros sueños de nuestros sueños hechos realidad.
Amigos, a viajar!